Gaspar Lopez - Placido Costanzi
(Nápoles, ca. 1658 – Florencia, 1740) - (Roma, 1702 – 1759)
Dos naturalezas muertas de flores en elegantes villas con putti jugando
Siglo XVIII
Óleo sobre lienzo, 98 x 73 cm cada una.
VENDIDOS
Peritaje / confirmación atributiva: Prof. Alberto Cottino
Estos dos fascinantes lienzos, en excelente estado de conservación y calidad excelente, representan grandes jarrones llenos de flores colocados dentro y fuera de elegantes villas monumentales, con putti que juegan y bromean (el primero a la izquierda es ciertamente Cupido dormido, como se desprende del arco que sostiene en la mano izquierda). El tono ligero y refinado, los colores claros y luminosos, el tema exquisitamente profano pertenecen plenamente a la cultura rococó. Un cartucho en el reverso testimonia que las pinturas fueron expuestas en la importante exposición del Barroco Piamontés, organizada en Turín en 1937 (de la cual, lamentablemente, por varias razones, no se imprimió el catálogo) con la atribución a Vittorio Amedeo Rapous (en los apuntes de la exposición citado con el nombre italianizado “Raposo”, evidentemente hipotetizando una obra de colaboración entre los dos hermanos Vittorio Amedeo y Michele Antonio Rapous, este último especialista en flores. Un cartucho en el reverso, relativo a la exposición, los señala como provenientes de la colección del dr. Cav. Luigi Germano. Lo confirman otro cartucho con la inscripción “Germano Torino” y los apuntes manuscritos de Vittorio Viale relativos a la exposición: se trata de la nota e importante colección del abogado Luigi Germano principalmente conservada en el castillo de Favria Canavese; Luigi Germano en la misma exposición expuso dos bellísimas naturalezas muertas seiscentistas firmadas por el flamenco Carlo Lanfranchi (luego reexpuestas en la célebre exposición de 1963). Él era el heredero de Rosalia Germano propietaria del castillo de Favria en cuanto esposa en segundas nupcias del dramaturgo saboyano Giovanni Servais, que en primeras nupcias había esposado a la marquesa Enrichetta Guasco dei Carron di San Tommaso de cuya familia le habían llegado el castillo y varias colecciones de arte. Por evidentes razones estilísticas los dos cuadros no pueden ser adscritos a Rapous: en realidad son más antiguos y por la parte floral pertenecen a un gran pintor napolitano de origen pero activo un poco en toda Italia, Gaspar Lopez. Él es conocido sobre todo por las cascadas de flores ambientadas en jardines monumentales: se trata de un género típicamente barroco, nacido en Roma con Michelangelo da Campidoglio y Abraham Brueghel a la mitad del Seiscientos e importado a Nápoles por el mismo Brueghel, llegado a la ciudad partenopea en 1676. En este caso, efectivamente, se puede comprender el error cometido por Vittorio Viale y por los curadores de la exposición de 1937: aparecen evidentes los modelos rococó franceses que empezaban a difundirse en toda Europa y que evidentemente estimularon no solo al pintor piamontés sino también al napolitano. Los cuadros se confrontan en cambio fácilmente con dos bellísimos lienzos pasados por Christie’s ciertamente de Lopez por la parte de flores y Placido Costanzi por las figuras (figg 1-2). Las composiciones londinenses y las dos aquí analizadas son tan similares cualitativamente, estructuralmente y formalmente que se puede sostener sin problemas una identidad de manos. Se trataría entonces de pinturas realizadas durante la estancia romana de Lopez, aproximadamente escalante entre el 1720 aproximadamente y el 1728, cuando el pintor está documentado en Florencia, su última morada. La autografía de Lopez para las flores se demuestra también a través de la confrontación con pinturas realizadas en el mismo período, como la serie de Jarrones de flores por mí presentados en la exposición luganesa de 2010 (se vea uno ilustrado aquí en la fig. 3): además de subrayar la alta calidad del pintor, este lienzo confirma la autografía para la parte floral en las dos pinturas aquí analizadas. Se notan de hecho los mismos colores fríos y acidulados típicos de su madurez, con los rosa antiguos, los blancos y los rojos carmín que podemos fácilmente reencontrar en los grandes jarrones; entre otras cosas destaca el tulipán oblicuo blanco y rosa en lo alto a la derecha del todo idéntico al presente en el segundo lienzo aquí estudiado (fig. 4), ejemplo de reutilización de cartón o modelo típico de los pintores de naturaleza muerta además de ulterior confirmación de la identidad de mano. Gaspar Lopez es considerado el más importante exponente de la naturaleza muerta napolitana entre finales del Seiscientos y la primera mitad del Setecientos. El biógrafo de los pintores napolitanos Bernardo de Dominici (1738-42), informadísimo también sobre los pintores de naturaleza muerta, nos proporciona sobre él un halagador juicio: “Gasparo Lopes, aunque fue alumno de Monsù Dubbison, asistió no obstante a la escuela del Abate [Andrea Belvedere], del cual tuvo utilísimos consejos, de modo que por ellos, y por la óptima escuela del Dubbison resultó singular en el pintar las flores, por lo cual muchas obras hizo, adornando por lo común Gabinetes de Príncipes, y de otros Caballeros, dado que era inclinado a pintar más en lo pequeño que en lo grande”. Y esta su inclinación se nota también en los dos lienzos aquí estudiados, obras propias de “gabinete de príncipes”, adecuados a un lugar que debemos imaginarnos privado y recogido, con muchas filas superpuestas de cuadros de flores y frutos (quién sabe, quizás precisamente una villa aristocrática suburbana, evocada por la ambientación de los cuadros). Prosigue De Dominici: “Ansioso luego de cambiar de país, para mejorar su fortuna, como había sucedido también al Dubbison (…) por lo cual se dirigió Gasparo primeramente a Roma, y luego pasó a Venecia, después se dirigió a Polonia (…) volvió de nuevo a Italia, y se condujo a Florencia, donde gustaron infinitamente las obras suyas al Gran Duque, y lo declaró su pintor, y lo sirvió algún tiempo (…)”. Grandes comitentes, por lo tanto, para un gran pintor de naturalezas muertas bien conocido desde cuando estaba en vida casi en todo el territorio italiano. La estancia romana debe situarse antes de 1720 (lamentablemente no sabemos cuánto) y 1726, año en el que firma y data un cuadro “Roma 1726”. Inmediatamente después debió ir a Florencia, en cuanto en 1728 se matriculó en la Academia florentina del Diseño, ciudad donde murió el 15 de octubre de 1740. La estancia veneciana, sobre la que no estamos ulteriormente informados, debió ser en realidad muy breve. Grandes comitentes, por lo tanto, para un gran pintor de naturalezas muertas bien conocido desde cuando estaba en vida un poco en todo el territorio italiano.