Vista del Foro Boario con la fuente de Bizzaccheri y el templo de Vesta, pintor del siglo XIX
Óleo sobre lienzo. Medidas: con marco cm H 88,5 x L 148,2 x P 5,5; lienzo cm H 79,5 x 139,3
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La valiosa pintura representa la plaza llamada de la Bocca della Verità, situada en el Rione Ripa, en la zona del Foro Boario, el mercado más antiguo de Roma. A la derecha se describe el templo romano del 100 a.C. aproximadamente, llamado erróneamente de Vesta, circular monóptero corintio con cella de mármol blanco almohadillado y veinte columnas acanaladas. A partir del siglo XII fue reutilizado como iglesia dedicada a Santo Stefano delle Carrozze, luego, en el siglo XVIII, a Santa Maria del Sole. A la derecha se ve la fuente llamada "de los tritones" que fue construida en 1717 según el diseño del arquitecto Carlo Bizzaccheri. La fuente presenta una vasca en forma de estrella, en honor del comitente, el pontífice Clemente XI Albani (1700-1721) en cuyo escudo, sobre un símbolo que indica tres montes, se ve precisamente una estrella de ocho puntas. En el centro de la vasca, sobre algunas rocas, hay dos tritones, esculpidos por Francesco Maratta, colocados de espaldas y con las colas entrelazadas que sostienen una concha en forma de concha con los escudos papales impresos. La plaza está delimitada, en segundo plano, por el muro perimetral del jardín Cenci, situado en el lado oeste de la plaza, y de las casas de la orilla izquierda del Tíber. A lo lejos, a la derecha, es posible ver la fachada de San Salvatore al Ponte Rotto, de la Torre degli Alberteschi.
Algunas figuras de transeúntes, campesinos y a la derecha una lavandera, animan la escena. El artista, que debe ser buscado entre los pintores activos en la primera mitad del siglo XIX en Roma, describe la vista en un día de sol brillante: los valores cromáticos y luminísticos están equilibrados, la luz es cálida, difusa, y los elementos urbanos contrastan con el cielo azul.
Las vistas de la plaza, y de sus monumentos, han sido un tema privilegiado de los pintores y luego de los fotógrafos del siglo XIX y se conservan diversas obras con el mismo punto de vista. La pintura debe considerarse, por lo tanto, un documento histórico que testifica un preciso momento del aspecto del Foro Boario, en el cual el observador se encontrará partícipe, reviviendo la vivacidad de la plaza. Los tonos luminosos y claros de la vista le confieren un marcado aspecto decorativo.
La obra, para la cual están en curso ulteriores estudios histórico-artísticos, está en buen estado de conservación, lista para ser colocada en sus ambientes.
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