Escuela veneciana, siglo XVIII
Escena báquica
Óleo sobre lienzo, cm 42 X 69
Con marco, cm 53 X 79
Este pequeño cuadro de la escuela veneciana representa el encuentro entre varias divinidades con protagonista el dios Baco, que está ‘’vertiendo’’ una copa de vino a una figura femenina sentada sobre unos haces de trigo. Esta última debe ser identificada con Ceres, la diosa tutelar de la agricultura, a menudo representada en compañía del dios de la vendimia por obvias conexiones ligadas a la vida y al trabajo en los campos. Baco, reconocible por el tirso, la corona de vid y el racimo de uvas que exprime de manera tan patente y ostentosa para llenar la copa de Ceres, se sitúa en el centro de esta escena campestre, rodeado de otras figuras mitológicas que miran al espectador casi queriendo invitarlo a unirse a su pequeña ceremonia. La primera a la izquierda debe ser identificada con Flora, divinidad de la primavera, dada la gran cantidad de flores que la rodea; a continuación encontramos a otra mujer, sentada abajo a la derecha mientras sostiene una cornucopia de la que sale un río de frutos, símbolo de abundancia agrícola usualmente asociado a la diosa Ops; finalmente, tras las bambalinas encontramos a un fauno que lleva una cesta de champiñones a los invitados. La escena contrapone la dinamicidad de los dos personajes masculinos a las poses más estáticas de los femeninos, mientras que el fondo se divide entre las frondas del bosque y un atisbo de colinas sobre las que se alzan dos edificios que pueden ser identificados como castillos. Preciados son los detalles de las flores, de los champiñones, de los frutos y, en general, de los elementos naturales, que son tratados con una pincelada densa y de colores vivos, mientras que los rostros de las figuras en primer plano muestran una expresividad espontánea, serena y, en el caso de Baco, juguetona. Este último, junto con Ceres, destaca por la sinuosidad dada por las líneas del cuerpo sobre las que recaen las vestiduras, acentuada por la pose casi teatral.