Jan Peter van Bredael (Amberes, 1683 - Viena, 1735)
Escaramuza de caballería
Óleo sobre lienzo, 48 x 63 cm
Con marco, 61 x 76 cm
Fichas críticas a cargo del Dr. W. Bernt y la Dra. R. Colace
Bibliografía:
G. Sestieri, 'I pittori di battaglie, Maestri italiani e stranieri del XVII e XVIII Secolo', Roma 1999, pp.544-545
Formado en el taller familiar bajo la égida de su padre Joris van Breddel, en 1706 el artista dejó Amberes para trasladarse a Praga y, posteriormente, para trabajar al servicio del príncipe Eugenio de Saboya, general y estadista cercano a la monarquía austriaca, en las primeras décadas del siglo XVIII con sede en Viena. En 1720, Bredael regresó a su país natal donde fue registrado en el Gremio de San Lucas; sin embargo, pronto regresó a Viena, donde trabajó durante el resto de su vida y donde murió en 1735. Parece claro que la fortuna del artista fue dictada por las guerras contra el ejército otomano que tuvieron lugar durante los primeros años del siglo XVIII, generando la moda del género de las batallas especialmente en el este europeo: no en vano, entre sus obras más célebres se recuerdan dos pinturas que representan La Batalla de Peterwardein (1714) y La Batalla de Belgrado (1717), ambas conservadas en el Kunsthistorisches Museum de Viena. Sin embargo, es necesario recordar que la mayoría de sus composiciones representan emboscadas y escaramuzas no específicamente ligadas a episodios reales. Las obras se caracterizan por una paleta viva de gusto veneciano y por una iconografía de batallas estrechamente relacionada con la tradición pictórica del norte de Europa, con particular referencia al área de Flandes.
El cuadro en cuestión representa una escena de batalla caótica y dinámica. En primer plano, se desarrolla un combate entre caballeros, con figuras a lomos de caballos que se enfrentan con espadas y lanzas. El terreno está salpicado de cuerpos de hombres y animales caídos, sugiriendo la violencia y la extrema ferocidad de la batalla. La composición es densa y compleja, con numerosas figuras humanas y animales que llenan el espacio pictórico. La escena está ambientada en un paisaje abierto, con una ciudad fortificada al fondo, situada a orillas de un lago. Para enfatizar el tono de dramatismo de la escena, también está el cielo bajo el cual tiene lugar el enfrentamiento, con nubes blancas que contrastan con un azul intenso. La paleta de colores es rica y variada, con tonalidades cálidas y terrosas para las figuras humanas y animales, y tonalidades más frías y luminosas para el cielo y el agua. Los colores se aplican con pinceladas rápidas y decididas, creando una sensación de movimiento y dinamismo. Los detalles son numerosos y minuciosos, desde las armaduras de los caballeros hasta los arneses de los caballos y las banderas que ondean en el paisaje del fondo. La atmósfera que emana del cuadro es de caos y violencia, pero también de dramatismo y patetismo. La escena de batalla está representada con gran realismo e intensidad, y el espectador se ve involucrado en la escena como si estuviera presente.