Achille Vertunni (1826 - 1897)
Pescadores al amanecer
Óleo sobre lienzo aplicado sobre masonite, cm 110 x 61
Con marco, cm 132 x 85
Firmado abajo a la izquierda: A. Vertunni Roma
Esta obra está firmada por el artista napolitano Achille Vertunni (1826-1897), importante exponente del realismo del siglo XIX. Proveniente de una familia acomodada de la ciudad partenopea, decidió emprender la carrera de artista, contrariando el deseo de sus padres, que lo querían arquitecto; asistió a la Real Academia y luego llegó a la escuela de Giuseppe Bonolis, su futuro maestro, de quien aprendió la lección realista y en cuya escuela logró encontrar jóvenes colegas con quienes compartir experiencias tanto artísticas como políticas, llegando a participar en los movimientos revolucionarios que estallaron en Nápoles en 1848. El antiacademicismo, junto con el rechazo general del formalismo de estilo neoclásico, fueron los primeros indicadores que marcaron su madurez, que se tradujo en temas relacionados con la tradición romántica primero y en cuadros con el paisaje cada vez más protagonista después. Entre los puntos más álgidos se pueden citar la Pia de' Tolomei y Dante en el bosque, obra todavía ligada al paisajismo histórico, mientras que las vistas de ciudades, pueblos o rincones de la naturaleza abarcan desde su Campania, pasando por Venecia y los pueblos de la relativa laguna y hasta la campiña alrededor de Roma, ciudad en la que se trasladó en 1853. Aquí fundó su propio taller y se comprometió a montar en su casa, un estudio provisto de una verdadera colección de objetos, muebles y obras de todas las épocas, muy apreciada por los clientes, los clientes y los colegas que tuvieron la suerte de visitarla. Su fama alcanzó dimensiones internacionales, encontrando el aprecio de la alta burguesía italiana y europea, sobre todo por los temas de corte verista donde el paisaje domina la figura humana sin suplantarla del todo, sino integrándola y obteniendo valorización y medida. También en este caso los dos pescadores, captados a contraluz durante un cambiante atardecer, no parecen de simple contorno: la maquetación de la escena tanto desde un punto de vista de simetrías como desde un punto de vista temático, parece necesitar de la barquita que atraca a uno de los postes. Además de las cuestiones temáticas, hay que apreciar las técnicas, sobre todo en la representación estratificada de las diferentes tonalidades que parten de los reflejos brillantes de las olas hasta los rastros más oscuros de nubes en el centro del cielo. El rayado de las pinceladas confiere tridimensionalidad y hace que el elemento acuático sea vibrátil y movido, mientras que en la parte superior las diferentes partes de la bóveda celeste aparecen divididas pero compenetradas al mismo tiempo.