Ferdinando Pogliani (Milán 1832-1899), Mesa con incrustaciones, II mitad del siglo XIX
Madera ebanizada, marfil, cm. 75 x 95 x 58
Refinada mesa de centro, chapada en madera de ébano e incrustada en marfil en la parte superior, los lados y las patas. La decoración de hojas de acanto y querubines se alterna con cuatro camafeos de figuras masculinas, con trajes de varias épocas, quizás los personajes ilustres de la familia que encargó la obra. Para corroborar la hipótesis, la presencia de un blasón que representa un león del que emergen fieras, antorchas y armas. En el centro de la mesa, una figura masculina coronada de laurel y dotada de una aljaba llena de flechas, quizás el dios Apolo, baila con nueve doncellas, las Musas.
BIOGRAFÍA
Ferdinando Pogliani nació en Milán en 1832. Después de un probable aprendizaje con un artesano de muebles, abrió su taller como ebanista y tallador en la segunda mitad del siglo XIX.
Su taller estaba ubicado en Porta Vittoria y posteriormente en via Monte Napoleone; la actividad se llevó a cabo con la ayuda de sus tres hijos varones: Giuseppe, ingeniero y diseñador de muebles, Paolo, escultor y finalmente Carlo, tallador. Sus muebles se caracterizan por un fuerte eclecticismo, que se vierte en su versión más histórica, como lo demuestran la evidente inspiración renacentista y la decoración con temas neoclásicos extraídos de grabados que circulaban en la época. La madera más utilizada en su taller era el ébano, sin embargo, a veces también se utilizaban maderas de nogal y peral ebanizado; sus obras están embellecidas con detalles refinados realizados en marfil, hueso, tortuga y, a veces, piedras duras. Con la participación en la Exposición Nacional de 1871, el taller de Pogliani se consagró al éxito, volviéndose popular entre la nobleza y la burguesía italiana, pero también internacional, como lo demuestra su presencia en las Exposiciones de Viena en 1873, en la Centenario de Filadelfia en 1876 y en París en 1878. La fama le valió el encargo de Napoleón III, una cama y un escritorio para una de sus residencias. Ferdinando murió en 1899; los hijos continuaron la actividad familiar, actualizándose en línea con los tiempos a un gusto más esencial.