Siglo XVII, Escuela flamenca
Adoración de los Magos
Óleo sobre cobre, diámetro 19,5 cm
Con marco 35,3 x 35,3 cm
Inscrito en la parte posterior en caligrafía del siglo XVII “Fiamingo”
Vívida escena de adoración, brillante con los colores más sinfónicos. El particular soporte de cobre permite que el ingenio del artista se exprese al máximo de su vena expresiva, destacando a través de un colorismo tornasolado espléndidamente encendido una composición a la vez coral y de íntima devoción. Se figura el cortejo de los magos, constituido por el tradicional trío de exóticos gobernantes, aunque los Evangelios canónicos no mencionan en ninguna ocasión su número. La especificación figural de los tres, definidos según un crescendo de madurez, es metáfora de la total participación, por parte del género humano, al nacimiento de Cristo, tanto de los jóvenes como de las personas más maduras. El candor de la Virgen y del Niño, sumado al azul cobalto del vestido del maphorion de la Madre, resalta excepcionalmente sobre el oro y el púrpura de las vestiduras de los magos; un suave revoloteo de mantos hace palpable la palpitación del momento, en el que los tres embajadores se extienden simultáneamente hacia el Hijo, en un gozoso e incontenible homenaje. Al fondo, José observa pacífico la escena; la adición de buey, asno y camellos, así como de la soberbia cola de cometa, completa el delicado cuadro, infinitamente precioso en los nacarados toques de luz que iluminan las coronas y las empuñaduras de los magos, felizmente conmovedor en el nocturno que vela el cielo en la lejanía.
Como se recuerda en la inscripción en la parte trasera del cobre, que identifica al artista del presente como “Fiamingo”, es posible acercar el cuadro a los ejemplos coetáneos realizados por artistas del calibre del ecléctico Frans Francken el Joven (1581-1642) y Simon de Vos (1603-1676). El gentil y luminoso mundo de Francken, reproducido en los lúcidos plasmados del cuadro en examen, también recurre en la Adoración de los Magos realizada por el flamenco y hoy custodiada en los Courtier Lodgings del Castillo Real de Varsovia, así como en el Museo Nacional de la misma ciudad. Decano de la pictórica Corporación de San Lucas de la escuela neerlandesa del sur a partir de 1614, Francken se especializó en pinturas de pequeño formato erigiéndose en modelo principal entre los artistas flamencos; sobresalió en múltiples ámbitos, y se puso al frente de un floreciente taller al que adhirió, más tarde, también su hijo Frans Francken III (1607-1667). Una réplica del cobre aquí presentado ha aparecido recientemente en el mercado de antigüedades, de no tan soberbia factura como la presente. El fundador de los Francken influyó en las obras de los contemporáneos Pieter Paul Rubens, Jan Brueghel el Viejo y David Teniers el Joven. Simon de Vos es comparable al presente, además de por evidente asonancia formal, por la reproducción del exótico y ágil camello en el lado izquierdo del cuadro, en obras hoy conservadas en colecciones privadas. Se note la derivación figural del presente camello con el realizado en el volumen Historiae animalium editado en Zúrich en dos tiempos, primero entre 1551-58, luego en 1587, revolucionaria enciclopedia de zoología curada por Conrad Gesner, docente del Carolinum, entonces antepasado de la universidad de Zúrich.