Pauwels Franck, llamado Paolo Fiammingo (Amberes, 1540 - Venecia, 1596)
Venus reclinada en un paisaje
Óleo sobre lienzo (116 x 150 cm - en marco antiguo 136 x 170 cm)
La obra está acompañada de una ficha crítica de la doctora Federica Spadotto
Los detalles completos de la presente obra se pueden consultar directamente en el siguiente - ENLACE -
La espléndida pintura propuesta muestra a una Venus refinada y sensual, vestida y reclinada sobre un paño rojo brocado en oro salpicado de rosas, en una composición de profundo valor simbólico, llegando a la perfecta representación de la mujer renacentista que, como Venus, se convierte en alegoría del amor, del eros, de la belleza y de la fertilidad.
El lienzo se inscribe en el prestigioso ambiente artístico y cultural veneciano de la segunda mitad del siglo XVI, cuyo rasgo distintivo peculiar se encuentra en su vocación cosmopolita. Esta característica, como ha señalado la doctora Spadotto en su estudio en profundidad, pertenece a la misma fisiología de la capital véneta, es decir, ser una ciudad marcadamente comercial y situada en un punto estratégico con respecto a los intercambios. Representar uno de los puertos más vivos del Mediterráneo significaba, asimismo, asistir al continuo paso no solo de mercancías, sino de hombres, ideas, sugerencias procedentes de países lejanos, que influyeron no solo en el gusto de su pueblo, sino sobre todo en el arte.
Esto ocurrió gracias a la circulación de los grabados, además de los ejemplares pictóricos, a los que se suman las estancias de grandes artistas extranjeros y, sobre todo, la permanencia establecida en la capital de un número no despreciable de maestros holandeses, flamencos y alemanes.
Un caso emblemático a este respecto proviene de Pauwels Franck (Amberes, 1540 - Venecia, 1596), más conocido como Paolo Fiammingo, que se consagró en su ciudad natal a temprana edad - en 1561 figura inscrito en el Gremio de San Lucas - y llegó a Venecia en 1573.
Residió en Venecia desde 1584 hasta su muerte, aunque las referencias estilísticas y formales de algunas de sus obras han inducido a la crítica a creer que en los años anteriores había emprendido un viaje al centro de Italia, es decir, a Florencia y a Roma, donde habría metabolizado el animado debate cultural que impregnaba tales ciudades y que, en cambio, parecía totalmente ausente en Venecia.
Aquí Paolo quedó fascinado por el sentido del color y por el componente atmosférico fijado en el lienzo por Jacopo Tintoretto (Venecia 1518 - 1594), de quien se convierte en colaborador, para sufrir, alrededor de 1590, la sugestión de Paolo Caliari, llamado el Veronés (Verona 1528 - Venecia 1588), tanto desde el punto de vista colorístico, como con respecto a precisos caracteres-guía.
El cuadro que se examina se presenta como un ejemplo figurativo iluminador de lo que se acaba de mencionar, ya que revisita la tradición pictórica veneciana a través del filtro nórdico, que se injerta en un tema típico del repertorio renacentista. En la Venus en primer plano, de fisonomía típicamente veronesa, la referencia a la Venus con organista, amorino y perrito ejecutada por Tiziano (Pieve di Cadore, 1488-90-Venecia, 1576) y ahora en el Staatlische Museum de Berlín aparece como un verdadero homenaje al gran maestro. Con esta última comparte la configuración compositiva, con la cortina roja que sobrepuja a la diosa y el paisaje al fondo, aun revisitado en clave estrictamente nórdica, según una modalidad rastreable en la Venus con perrito de Ca' Rezzonico, en Venecia.
En esta versión del tema, sin embargo, el autor se muestra aún ligado a los dictados flamencos, que en el amplio lienzo objeto de estudio se hacen completa síntesis de la estética entre el norte de Europa y la sensibilidad lagunar. En las florecillas en primer plano y en la gratísima quinta paisajística que evoca a los grandes maestros flamencos, se percibe claramente la peculiarísima luz veneciana: verdadero sello, junto con el cielo desunto del Caliari, de la receta pictórica elaborada por Pauwels. Este realiza un pulido camafeo impregnado de elegancia, refinamiento y felicidad expresiva al mismo tiempo, en el que la compuesta belleza femenina y el paisaje reproducido con cuidado en el detalle conviven con una pincelada rápida, briosa impregnada de luz.
La pintura se presenta en excelente estado de conservación, con un hermoso marco antiguo.
La obra está acompañada de un certificado de autenticidad fotográfico conforme a la ley.
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